Hoy quiero hablar de los proyectos que más me mueven en el mundo de la ilustración: los que están ligados a la gastronomía. Desde que llegué a Málaga y retomé mi pasión por la ilustración, he ido encontrando mi identidad como artista, y dentro de ese camino, la cocina ha sido un tema que me ha atrapado por completo.
Tal vez esa conexión viene desde mi infancia. Mi abuela fue cocinera durante muchos años y aún recuerdo su sazón, ese que me transporta a mi niñez con ciertos platos que pruebo. Aunque ya había dejado el oficio cuando yo era pequeña, nunca dejó de cocinar para nosotros. Crecí viendo cómo el amor se podía transmitir a través de los sabores y los ingredientes. Mi madre, aunque no era su gran pasión, también tuvo que cocinar mucho para sacarnos adelante, y con ella aprendí técnicas, trucos y, sobre todo, el valor de los detalles y la presentación del producto, que es importante a la hora de comer.
Mi primer negocio, aunque suene increíble, estuvo relacionado con la gastronomía: vendía galletas y postres hechos por mí en un parque cuando tenía apenas 8 o 9 años. Lo hacía por gusto, no porque necesitara el dinero o en casa faltara algo; mi pasión por la cocina y mis ganas de emprender vienen desde chica.

Mis primeras ilustraciones gastronómicas surgieron casi por casualidad en 2013. Fue a través de Twitter, donde descubrí un programa de cocina que me fascinó y comencé a ilustrar a los chefs y los concursantes del programa, con los que conectaba a través de la red. Lo que empezó como un pasatiempo pronto se convirtió en una oportunidad, porque gracias a esas ilustraciones conseguí mis primeros clientes. Redescubrí la acuarela y empecé a crear ilustraciones y recetas inspiradas en chefs como Chicote, Joan y Jordi Roca, Dabiz Muñoz y Berasategui. Compartir mi arte en redes sociales despertó en mí no solo la pasión por la ilustración gastronómica, sino también mi faceta de cocinera.
Sin darme cuenta, esta estrategia me llevó a involucrarme en proyectos hosteleros, creando cartas ilustradas y personajes con alma que dan vida a restaurantes. Cada uno de estos proyectos es una fusión entre mi amor por la ilustración y mi fascinación por la gastronomía. Dibujar un plato es mucho más que representar sus ingredientes: es transmitir su esencia, su historia y la emoción que despierta en quien lo prueba.
Hoy, sigo explorando esta conexión entre el arte y la cocina, y cada nuevo proyecto es un recordatorio de que mis dos pasiones pueden coexistir y alimentarse mutuamente. Porque, al final, la ilustración y la gastronomía tienen algo en común: ambas cuentan historias, despiertan emociones y nos conectan con nuestros recuerdos más especiales.
Encuentra tu oportunidad en lo que te apasiona
A veces, las mejores oportunidades llegan cuando seguimos aquello que realmente nos mueve. Mi amor por la cocina me llevó, sin planearlo, a conectar con la ilustración gastronómica y a abrirme camino en un mundo que nunca imaginé. Todo empezó con pequeños pasos: un dibujo compartido en redes, una idea espontánea, un proyecto que me retó a ir más allá.
Si hay algo que te apasiona, no lo ignores. Experimenta, atrévete, comparte lo que haces. Nunca sabes quién puede ver tu trabajo o qué puertas pueden abrirse si te mantienes fiel a lo que amas. La oportunidad puede estar más cerca de lo que crees, solo tienes que empezar. 🚀✨